lunes, 31 de agosto de 2015

Una ofrenda para Tarkovski

por Susana Vázquez Vidal *. Tomado de la revista La hora de Cuba

"Si cada día, exactamente a la misma hora, uno realizara el mismo acto, como un ritual, sin cambio sistemático, cada día al mismo tiempo, el mundo cambiaría. Sí, algo cambiaría…"

Andréi Arsényevich Tarkovski

Ojalá pudiéramos cumplir con Tarkovski y tuviéramos la voluntad de transformar la tierra que pisamos regando cada día la semilla de la desobediencia. En cambio seguimos postrados, conformes con todo, incluso con el dolor. Resulta más fácil no hacer nada, seguir inmutables ante el abuso, las mentiras y sumirnos en el sufrimiento del exilio y la muerte.

Somos un pueblo que le rinde constante tributo a la muerte. Recordamos el fallecimiento de cada héroe, nos sumergimos en la pena de un entierro y hasta guardamos luto por varias semanas, no solo por tradición, sino para que la gente no piense que ya se nos olvidó la pérdida. ¿Por qué no celebrar la vida y dejar tranquilos a los muertos? Permitir que descansen no en el sentido del olvido, sino en el del apego constante a formalismos sociales que llevan a guardar un luto infundado, no sincero.

Resulta difícil levantarsecon la ausencia de una persona querida, de repente sin previo aviso. Con el tiempo suele llegar la costumbre de laseparación, y la soledad u otros seres intentarán ocupar el espacio vacío. Esa muerte constituye el fin del ciclo de vida de todo ser humano, peor es creerse vivo, hacer cada día lo mismo como un acto reflejo, no para cambiar, sino porque la mente no admite variación. Estamos rodeados de gente que sigue diariamente el mismo camino de manera automática por miedo a transformar algo pequeño en su día. En esos actos insignificantes de no dudar, gritar y evitar las curvas se introduce la muerte poco a poco hasta ocupar un lugar que resulta imposible desplazar.

De esta forma veo a miles de personas en las calles, despreocupadas por el pasado, el presente o el futuro de la tierra que pisan sus pies. Algunos andan con auriculares puestos sin importar que lleven compañía, han dejado la oportunidad de compartir las palabras y los silencios por el aislamiento de una música que no puede ser ni escuchada al interior de dos oídospor el ruido de la calle.

Al caer la noche cada de uno de esos caminantes, reproducido por esporas, vuelve a sentarse frente al televisor para quedarse dormido, roncar en el sofá y al siguiente día continuar con la misma indiferencia.

No se trata de que cada ser humano deba devanarse los sesos pensando en el porqué de cada paso, sería agobiante. Pero sí no ser un muerto andante, movido solo por los mecanismos de la sociedad, seguir cada patrón y regla sin preguntarse si se está o no de acuerdo.

Tengo fe en que aunque sea un pequeño grupo de personas continúe regando cada día el árbol seco en la cima de la montaña, no como rutina, sino a manera de rito salvador que implica creer en el riego diario. La constancia los hará despertarse un día con el florecimiento de las primeras ramas. Lo más probable es que nuestros queridos autómatas ni se percaten del cambio y crean que el frondoso árbol siempre estuvo allí, pero ya no importa porque algo cambió sin su ayuda. 

 

*Susana Vázquez Vidal. (1989) Periodista, fotógrafa y profesora de la Universidad de Camagüey.   suvazquev@gmail.com

 

 

 

3 comentarios:

  1. Tu propio blog es un ejemplo de ello. sigues postrado, conforme con todo, incluso con el dolor. Ya desde mucho antes que tu dolor fuera cronico, escribes y escribes, y todo queda alli. Unos pocos cubanos dentro de cuba lee tus escritos y un numero aun mas contado llega a comentarlos. Tuviste un poco de fatidica notriedad cuando la prensa del exilio cito tu dolor... y ahora que Junco ?, las calles y las plazas de camaguey necesitan mas que eso..

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  2. "el que empuja no se cae" se dice en cuba, pero la sangre se tu hijo, y tu dolor, aun corren por las calles de la ciudad. Es cierto que hacen falta mas que palabras y un blog

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  3. Es cierto que hace falta más que eso. Pero un hombre solo nunca vale más que un pueblo entero, dijo Martí. Y sin pretender, ni por asomo, ser un émulo de Bolívar, poco puedo hacer yo cuando miles de cubanos como tú hasta ocultan sus nombres al suscribir un comentario.
    También deberías tener en cuenta que un número muy contado de cubanos lee mi blog porque no tienen acceso a este medio difusivo. Otra cosa sería si mis comentarios salieran escritos en el periódico Juventud Rebelde o en el órgano oficial del Partido.
    Nunca había querido responder a los comentarios hirientes, porque me parece bajar hasta el estiércol, pero hoy lo hago para decirte a ti y a todos los que ocultan sus nombres, que tambien el Apóstol dejó escrito que es más vil que el degrada a un pueblo el que lo divide.
    Si todos los cubanos que piensan tuvieran la valentía de plantear su verdad y firmarla con su nombre, te aseguro que nuestro esfuerzo por hacer más seguras las calles camagüeyanas y de toda Cuba, tendría éxito.

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