Si pretenden hacernos creer que el discursito de Fabio Hernández Batista en la Mesa Redonda, no es un pésimo guion teatral, permítanle el acceso en ese mismo espacio a destacados disidentes nacionales tan intelectuales como ese profesor para escuchar sus opiniones. Y además, reconozcan la existencia de la oposición cubana interna, pongan en libertad a todos los presos políticos, no obstruyan la organización de partidos independientes y promuevan elecciones generales y libres en un plazo no mayor de un año. Entonces creeremos en ustedes.
Pero aplaudir que alguien diga que la nación cubana se está desintegrando, ¿quién no lo sabe? Y lo peor: asegurar que "en Miami y en el exterior hay más patriotas que en Cuba", es otro satánico ardid producto del desespero por dividir a la oposición cubana.
Pienso que están organizando un cambio fraude, porque si todas esas cosas y más, que ha canturreado el profesor fueran dichas por alguno de nuestros intelectuales contestatarios, valdría la pena prestarle oídos. Sin embargo, ¿no es este tipo quién en otras ocasiones a despotricado incondicionalmente a favor del régimen, atacando a nuestros indefensos disidentes? ¿Podemos creerle, o es que no tienen más Humberticos que se les presten a las farsas?
Yo me dejaré llevar por la credibilidad el día que vea sentado en la Mesa Redonda y televisado para todo el país, a hombres de la talla de Dagoberto Valdés o Reynaldo Escobar expresando con entera libertad sus opiniones; y a nuestras valerosas Camila, Luz, Yoani, Berta Soler y tantas más que hoy no pueden desahogar la indignación de vivir en un país donde los Becquer contonean su machismo medieval.
Cuba está en bancarrota y todos lo sabemos. Los acontecimientos se suceden con una precocidad inesperada. El 2023 ha llegado a pedir grandes sacrificios y a ofrecer grandes cambios.
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