LA HORA DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA

#AniversarioLaHoradeCuba

Cuando en diciembre de 2016 hice mi primera publicación en La Hora de Cuba, ya la revista tenía tres años. Se imprimía en papel gracias al trabajo incansable de un pequeño grupo de valientes que se la jugaba —por decirlo en buen cubano—, pues la censura y el acoso eran constantes en el orden del día de opositores y periodistas independientes. Henry me invitó a que colaborara y no lo anduve pensando dos veces, a pesar de mi condición entonces de miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. 

Recuerdo que mi primer trabajo fue La ciudad de Dios, uno de mis cuentos propios que prefiero. El editor sacaba los fragmentos más elocuentes de los textos y los presentaba otra vez en recuadros mayores. "Me asombro de vivir en una ciudad donde nadie trabaja ni nadie hace por trabajar", decía uno de esos recuadros, acompañado por dibujos de Jorge L. Montero. 

No eran las primeras críticas públicas a las que me atrevía, pero me señalaba el camino de las espinas y los guijarros que orgulloso he transitado. 

Hoy La Hora de Cuba ha crecido mucho. Son miles quienes la siguen y la aplauden, porque, entre otras cosas, es voz para los que permanecen en silencio por el miedo. Soy testigo, como colaborador constante del medio, de que muchos cuando nos encuentran en privado nos sonríen, nos felicitan, nos dan la mano hasta sin conocernos, como si hallaran en nosotros el altavoz que les falta, que necesitan para gritar sus verdades, que son también las nuestras. 

Han sido diez años de incesante batallar contra la mentira, la desinformación y la represión. Diez años que no terminan hoy, porque la lucha continúa, a despecho de todas esas leyes arbitrarias que tratan de implementar contra la libertad de prensa y de opinión. En esa lucha pacífica y tenaz, nos sostiene la certeza de que La Hora de Cuba es la hora de la verdad y la justicia, y hacia allá vamos.