El martes 9 de enero, varios grupos de terroristas armados asaltaron en Guayaquil una sede universitaria, saquearon un centro comercial y tomaron una estación televisiva en el preciso momento que sacaba al aire el noticiero del mediodía y obligaron al conductor del programa, mientras le colocaban una dinamita en el saco, a rogarle a la policía que se retirara. Por suerte no lo consiguieron: las fuerzas del orden tomaron el local y detuvieron a los asaltantes, algunos de ellos menores de edad.
Daniel Noboa, presidente del país, sufrió el bautizo de fuego del terrorismo organizado. Sin embargo, ha respondido con firmeza y determinación, que es la única manera de hacer frente a una mafia tan poderosa y bien organizada como son los cárteles traficantes de drogas.
Desde el domingo 7 de enero, al conocerse el escape desde un centro penitenciario de alta seguridad de José Adolfo Macías, alias "Fito", uno de los capos más sanguinarios que operan los grandes negocios de la droga en Ecuador, el presidente Noboa declaró "estado de excepción" y movilizó a la policía y al ejército en su busca. Pero la contraofensiva de las maras ecuatorianas no se hizo esperar, apenas dos días después.
Ecuador es hoy el país más peligroso de América Latina. Se considera que veintidós bandas criminales operan en ese territorio y lo peor es que sus células reclutan a niños adolescentes desde las capas más necesitadas de la sociedad y los convierten en bandidos porque la constitución vigente prohíbe encarcelar a menores de edad.
Ahora el presidente Noboa ha decretado la alarma en el país. Los muertos ya se amontonan y son más de trescientos los detenidos.
Mientras, desde su cómodo exilio en Bélgica, escapando a una condena de corrupción bien merecida, Rafael Correa hace gala hipócrita de su doble moral y hasta envía un mensaje de apoyo a Daniel Noboa, mientras guiña el ojo a Los Tiguerones por si alguna vez lograra recuperar la presidencia.
Dura tarea por delante enfrenta el joven presidente de Ecuador. Ya Bukele le envió su tweet de aviso: "no es soplar y hacer botellas". Porque las narcodictaduras cuando pierden, acuden a lo que sea para sabotear la democracia.
Sin embargo, hay una corriente ideológica que avanza en Latinoamérica y que ya cuenta con gobiernos elegidos democráticamente, dispuestos a extirpar del continente el narcotráfico, la corrupción y los regímenes dictatoriales. Ecuador, que condenó a Correa y eligió a Noboa para suplantar a Guillermo Lasso, ha dado un paso importante en esa dirección, pero debe librar ahora esta inminente guerra.
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