domingo, 28 de abril de 2024

MEROLICOS

 

Recuerdo cuando allá por los años ochenta se hizo muy popular una telenovela mexicana: Gotita de gente. Y gracias a ella el pueblo de Cuba adoptó un vocablo azteca hasta entonces desconocido: merolico. 

Aquella novela convirtió el término despectivo en algo hasta gracioso para los cubanos. A todo el que hacía negocios, calificábamos de merolicos. Tanto es así que hoy, sin miedo al calificativo, Cuba es un país de merolicos. 

¿Y de qué manera puede una ciudadanía escapar de esa condición para la sobrevivencia, cuando todos los caminos de grandes proyectos hacia el futuro se le cierran? 

Las calles de mi Camagüey —y supongo que de toda Cuba— están saturadas de vendedores callejeros en bicicletas, en carretillas, en pequeños timbiriches de comida rápida o sentados en la acera, con alguna bisutería entre las manos. 

¿Por qué sucede eso? ¿ Por qué mi pueblo se ha convertido en merolico? Sólo a un iluso se le ocurriría pensar que se debe a la telenovela mexicana. 

La razón radica en una frase dicha y repetida hasta el cansancio por Raúl Castro: "En Cuba nadie puede hacerse rico". 

El monopolio del poder y la propiedad en nuestro país castró por completo la posibilidad de ciudadanas y ciudadanos emprendedores con sueños de progreso, al punto de negarle a todo particular la iniciativa propia en los negocios. 

El campesino tiene que rendir sus producciones al estado a precios irrisorios, pues hasta sacrificar una de sus vacas puede llevarlo a cumplir varios años de cárcel. Pescar en nuestros mares y disponer de su captura es un delito tan punible que puede acarrear consecuencias similares. En el ámbito artesanal, sólo están permitidos algunos remendones, porque crear empresas privadas de medianas producciones es imposible sin la intervención del estado. 

Y esa es la gran razón del por qué el pueblo de Cuba no produce, de por qué el meroliqueo y de aun otros caminos mucho más oscuros que corroen a nuestra sociedad, como la proliferación de la estafa, los
asaltos en la calle, o el robo en nuestros hogares. 

Esa también es una de las causas del por qué Cuba se desintegra con éxodos masivos, sobre todo de jóvenes, que buscan alcanzar sus añoranzas en otras tierras del mundo. 

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