martes, 13 de junio de 2023

Lo que el agua se llevó


Hace noventa años, cuando un huracán devastador destruyó al poblado Santa Cruz del Sur, Cuba se hallaba en plena crisis económica bajo la dictadura de Gerardo Machado; sin embargo, diferentes instituciones tanto públicas como privadas, dieron refugio a gran parte de los mil quinientos sobrevivientes que habían perdido sus hogares y sus bienes. El edificio La Popular -actual Centro de Convenciones conocido como Santa Cecilia-, la Colonia Española -hoy hospital Pediátrico- y otros sitios más, abrieron sus puertas de inmediato a los más necesitados. 

Aquel gobierno, hoy satanizado por la historia, y que estaba bloqueado no por la Ley Helms-Burton, sino por la crisis económica norteamericana, el rechazo internacional de las democracias y una oposición mayoritaria dentro de la isla, sacó fuerzas y recursos suficientes para albergar, curar enfermos y lesionados, y prestar cualquier tipo de ayuda necesaria a las víctimas del meteoro. 

Santa Cruz del Sur recibió, además, el apoyo de la prensa nacional; y da fe de ello la visita de Mariblanca Sabas Alomá, destacada periodista de la capital, que se dedicó a hacer entrevistas a bordo del tren de auxilio que trasladaba a los sobrevivientes hasta la capital de la provincia. 

Tampoco debemos pasar por alto la visita del general Machado y sus ministros al desdichado pueblo solo unos días después del desastre, y sus paquetes de ayuda, entre los que se destacan las 80 casas otorgadas de forma gratuita a damnificados, inmuebles que en su mayoría, después de 90 años se mantienen en perfecto estado de conservación. 

Casi un siglo después, la parte más oriental de Cuba -sobre todo la ciudad de Camagüey, porque es la que conozco de primera mano- ha sufrido un ciclón sin ráfagas de viento, pero con un potencial de aguas increíble, que ha dejado a muchas personas sin hogar ni recursos económicos para salir de la inopia. 

Si a tanto infortunio le sumamos la cantidad de mendigos y alcohólicos que deambulan y proliferan cada día más en Camagüey, y pretendiéramos establecer un paralelo con el desastre de Santa Cruz del Sur de hace 90 años, son unas cuantas las facetas que conjugarían los dos momentos crípticos de la ciudadanía. Y sin escarbar demasiado en los detalles -y el que tenga entendimiento, entienda-, viene a mi mente un cuestionamiento: 

¿El actual presidente de este país será capaz de abrir a los afectados por las inundaciones, el edificio Santa Cecilia, las sedes de instituciones políticas y culturales, o los hoteles para darles refugio hasta tanto tengan solución sus problemas? 

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