viernes, 8 de septiembre de 2023

PADRE ALBERTO REYES: EL MILAGRO DE ESCUCHARNOS ✍️

Cuando leo en las redes el criterio de tantas personas inteligentes me convenzo más de que podremos salvarnos. Son muchos los que piensan en Cuba sin intereses personales y con propuestas de paz y de concordia: única vía para una Cuba resurgente y feliz a corto plazo. Son muchos —imposible mencionarlos a todos—, pero hay uno que no deseo pasar por alto en este comentario: el sacerdote Alberto Reyes.
Estoy seguro de que al leer la serie de reflexiones del padre Alberto, titulada He estado pensando..., no hay nadie que no quede estremecido. En especial la número XXXVII, donde los que mal gobiernan a nuestro país deberían sentir un latigazo en el corazón, por saberse responsables de las tantas personas que diariamente en Cuba mueren de hambre y enfermedades curables, o sufren multitud de carencias a causa de una miseria inducida.
Alberto Reyes toca el punto más neurálgico: la desidia de quienes gobiernan: la concienciación propia de lo que hacen, porque los considera seres humanos. De lo contrario, si obvian o atacan el llamado de este sacerdote, podremos considerarlos seres diabólicos que se complacen en el sufrimiento de todo un pueblo en condiciones deplorables. Al mismo tiempo, reciben la advertencia de lo que puede suceder a quiénes se arrogan el derecho de generalizar el mal a una ciudadanía: genocidio.
"Yo veo un control absoluto de la vida en mi tierra, un control que no da absolutamente ningún espacio a una postura diferente", nos dice Alberto Reyes. Es el más piadoso de sus mensajes, porque ofrece el diálogo y la concordia ante la situación de vida o muerte de nuestra sociedad.
Cuba se desintegra. Sus mejores hijos: los más jóvenes, los profesionales, escapan; los que piensan y son capaces de ofrecer ideas, son reprimidos o encarcelados; el caos anárquico prolifera en todas partes, desde las mipymes depauperadoras del papel moneda, hasta el carretillero que gana más que un médico. El pueblo ve cerrado el cuadro, y ante el miedo, prefiere jugárselas todas en lo desconocido a falta del milagro de escucharnos.
¡Y ese es el milagro que propone el padre Alberto Reyes!

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