Desde hace 4 años se celebra cada cinco de abril el Día Mundial de la Conciencia. Es otro esfuerzo más de las Naciones Unidas por hacernos entender que el camino de la humanidad tiene hoy escollos muy peligrosos.
Sietemil millones de personas exacerban hoy la capacidad habitacional del planeta azul, no sólo por una elevada superpoblación mal distribuida, sino por la falta de concientización humana, quizás debido a la herencia individualista que arrastramos por milenios desde los primeros neardentales y cromañones.
Contrario a lo que dicen, los gobiernos no toman conciencia de la irreversibilidad del cambio climático y se continúa emitiendo a la atmósfera el veneno de los combustibles fósiles, bajo el pretexto de que no hacerlo detendría el desarrollo de la civilización; se talan los bosques indiscriminadamente en busca de riqueza económica y se ignora que sean la principal fuente del oxígeno vital; se contaminan las pocas reservas de agua dulce por la desidia y despreocupación, cuando apenas ya alcanzan para lo imprescindible...
Y luego las ambiciones de poder que proliferan en guerras nocivas y absurdas; porque a despecho de vivir un momento culminante de supuesta civilización y cultura, los hombres se matan entre sí, sin cuestionarse por qué obedecen la ambición ajena.
Y es allí donde encuentro el mayor caudal de estupidez humana y el por qué de la promulgación del Día de la Conciencia.
¿Por qué las guerras?¿A quiénes beneficia? Incluso para quienes luchan por la libertad, la justicia y la democracia, puedo responder que no es preciso la violencia. Mahatma Gandhi liberó a la India del dominio inglés sin matar a nadie. Martin Luther King consiguió el fin de la segregación de su raza, sin causar daño a sus opresores. Nelson Mandela obtuvo resultados similares en Sudáfrica desde su postulado pacifico.
Por eso el Día de la Conciencia es tan importante para nosotros los cubanos. Cuando todos sepamos el insuperable valor de actuar de acuerdo con nosotros mismos y pongamos a un lado el fingimiento y la hipocresía, sepamos expresar con valor nuestros criterios y enfrentemos de una vez todo aquello que nos obligaba a fingir, los que hoy nos gobiernan y subyugan, tendrán que abrirnos puertas y desaparecer de la escena política del país.
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