domingo, 26 de marzo de 2023

El porqué de un no

Si alguien me preguntara cuál es el motivo por el que no asistiré a las votaciones del domingo 26 de marzo, respondería que no es por la falta de alimentos, por la escasez de medicinas, por la crisis del agua, ni por los mortificantes apagones. Esas son dificultades de coyuntura convencional que puede resolverlas el gobierno actual con un poco de empeño.
Pero si alguien piensa que el móvil de mi negativa a las votaciones del domingo son el desequilibrio entre precios y salarios, el deterioro de la infraestructura del país, la ineficiencia del transporte, la corrupción generalizada, más el resto de esa lista interminable de penurias desintegradoras de la sociedad, les diré que sí.
Ninguna de estas dificultades que ahogan a la nación cubana se resolverían o dejarían de resolverse mediante estas votaciones sin un cambio de régimen. Pues estas responden a una implementación partidista y gubernamental, cuyos intereses nada tienen que ver con las necesidades perentorias y urgentes de la ciudadanía.
Este gigantesco cúmulo de problemas que cada día agudiza más el diario vivir del pueblo cubano no se resuelve en un tablero de ajedrez moviendo fichas. Hay que promover un cambio profundo que evite un estallido social traumático y sangriento.
Yo, con la autoridad que me otorga el pertenecer como ciudadano a este país, propongo:
El reconocimiento oficial de una oposición pacífica, con todos sus derechos, libertad de reunión, de prensa, de movimiento, entre otras. La excarcelación total de los presos políticos. Un plebiscito vinculante, amparado por supervisión internacional que brinde dos opciones: continuidad del régimen monopartidista actual o cambio y multipartidismo. Y por último, elecciones, cuyos resultados sean reconocidos de inmediato.
Nos gustaría conocer la opinión de ustedes, déjennos saber en los comentarios.

jueves, 23 de marzo de 2023

CRITERIOS

En un sitio cualquiera de esta ciudad donde estaba reunido un grupo heterogéneo de personas, escuché decir a un viejo fumador, cuyos pulmones aún resisten el enfisema pulmonar: "Parece mentira que una cajetilla de cigarros cueste hoy 1000 veces más que antes del triunfo de la revolución". A una madre histérica: "No se puede vivir en un país en el que los niños no tengan derecho a los juguetes ni a un viaje a la playa en sus vacaciones por no contar sus padres con qué pagarlos". A un enfermo crónico cuya hija superó la frontera: "¿Qué tiempo me quedará por respirar sin medicamentos y sin un familiar que me cuide?"
Y así, uno tras otro en el grupo, iban contando sus vicisitudes y lanzando sus diatribas contra el régimen. Se habló de los cotidianos apagones, la ausencia casi total de transporte público estatal, el deterioro de las viviendas y el mal estado de las calles, de la escasez del agua, de los encarecidos alimentos: en fin, del cotidiano y miserable vivir del pueblo cubano. Pero entonces un joven levantó la voz y dijo:
-La peor de nuestras miserias es la fracturación de la familia y la pérdida de valores en la ciudadanía. Nos dividen la ignorancia que nos siembran, el miedo que nos inducen y el acomodamiento que les facilitan a algunos. Pero si nos negáramos a votar en masa el 26 de marzo, abriríamos una brecha hacia la libertad.
Le diríamos al régimen que no los queremos, que exigimos se nos reconozca oficialmente como oposición y se nos permita organizarnos con todas las garantías de la democracia: libertad de los presos políticos, libertad de prensa, libertad de reunión y asociación para así crear una plataforma de gobierno con todas esas inquietudes y quejas que ustedes acaban de emitir en este círculo cerrado y presentarlas en su conjunto públicamente a la nación, y luego lanzar un plebiscito general revocatorio y vinculante que determire el camino político y social que pueda sacarnos de la crisis en que vivimos.
Ese es el único camino en paz y sin violencia que puedo avizorar en el futuro urgente.

martes, 21 de marzo de 2023

LA FERIA DEL LIBRO Y LOS APAGONES LLEGAN A CAMAGÜEY


Hace cuatro días comenzó la Feria del Libro en Camagüey y la Dirección del Libro y la Literatura de esta ciudad me ha premiado con cuatro actividades públicas. Por mi parte, agradezco el gesto y acepto la invitación, porque el emblemático Casino Campestre de esta ciudad -sede del evento- también me pertenece como ciudadano, igual que me pertenecen tantos amigos y personas que admiran mi manera de pensar y escribir sin tapujos ni doble cara.

Si algún mérito hay que resaltar en esta feria, es el esfuerzo de todos los trabajadores del instituto, porque se está realizando a pesar de los cortes de presupuesto de quienes otras veces la habían apoyado y ahora se escudan en la crisis. Es cierto que dicha crisis abarca todos los factores de la supervivencia ciudadana, pero un evento de este tipo, que reúne poetas, ensayistas y narradores, puede servir de termómetro cuando alguno -como sucedió en las palabras de apertura- persiste en la manía de lo absurdo y el resto lo comenta aunque sea en voz baja.

Ante la escasez de nuevos títulos se tomó la estrategia de sacar a la venta los volúmenes que descansaban en los almacenes.

La Feria del Libro en Camagüey ha sido punto de reencuentro entre creadores, pero sobre todo, un intento de calmante para el dolor que provoca la crisis, que termina su efecto en cuanto se llega a casa y el apagón de cuatro horas es quien nos recibe.

CRÓNICA INVOLUTIVA

En mi cotidiano interés por catalizar opiniones diversas sobre las próximas elecciones de marzo, muchas son las sorpresas que recibo; pero ayer una mujer entrada en años marcó un antes y un después en mis averiguaciones.
Es casi un milagro de la memoria reconocer a una persona después de medio siglo. Nos habíamos conocido a final de los años 60, acabados de superar la adolescencia. Era ella una miliciana lindísima, que marchaba al compás de las consignas "Viva la Revolución", "Viva Fidel" y "Patria o Muerte". Nuestras relaciones nunca superaron una amistad muy frígida a pesar de mi interés por su figura: ella una joven extremadamente revolucionaria y yo el simple heredero de un "siquitrillado".
Las veces que discutimos sobre el tema me respondió con sorna:
--"Esta Revolución es mía, porque soy mujer, mulata y pobre; la expropiación de la finca ganadera de tu padre es un acto de equilibrio justo, para que mis futuros hijos tomen leche, coman carne, dispongan de un sistema de salud eficiente y gratuito, vistan con elegancia y puedan alcanzar una profesión decorosa. Y escogeré de marido, un proletario como yo, no un lumpen hijo de papá que me trate como a esclava", me dijo en una ocasión.
Han pasado más de 50 años desde entonces. Y ayer conversamos otra vez. Algunos de sus sueños se realizaron: se casó con un dirigente revolucionario y alcanzó una de las tantas viviendas confiscadas a sus legítimos dueños.
Pero su compañero proletario tenía la mano dura y pegaba sin guantes, tuvo que dejarlo, ya con dos hijos de él. La casa, ahora en pleno deterioro, le quiere caer encima, sin recursos ni economía con que arreglarla. Su hija se hizo médico y su hijo militar de carrera, pero ambos abandonaron el país hace algunos años, porque adujeron que sus nietos no subvivirían en la miseria.
Después de aquella confesión a grosso modo, le di a conocer el motivo de mis pesquisas: las elecciones del 26 de Marzo. Y esto fue lo que me dijo:
Hace más de 64 años que nos enseñaron a decir '¡Cuba va! ¡Cuba va!' Sí, Cuba va hacia el abismo, sufriendo carencias de todo tipo: desde alimentación y medicamentos, hasta agua. Nuestra vida se revuelca entre suciedades y engaños y no podemos protestar porque nos meten presos o nos hacen una guerra psicológica.
Las casas se nos caen encima por falta de materiales de construcción. Las calles están totalmente deterioradas y no hay transporte. Los apagones continúan y la distribución del gas de cocina y de combustible está en crisis.
Los hospitales son una maldición para los ingresados: sin medicinas ni alimentos, sin higiene en las salas y los baños y muchos enfermos mueren a causa de esa insalubridad porque, ni con qué limpiar tienen.
La educación gratuita es pura ideología, y muy poco se aprende porque se oculta la verdad cuando adoctrinan a nuestros hijos diciéndoles que este sistema es lo mejor del mundo. Así logran engañar a muchos niños, hasta que crecen y se dan cuenta de que todo es una falacia perversa. A partir de allí solo piensan en marcharse aunque sea para el mismísimo infierno.
El graduado de la universidad prefiere trabajar de bodeguero, o vendedor ambulante, o en cualquier otro sitio donde gane más, porque lo que paga el gobierno a un profesional no alcanza ni para mal comer una semana.
No hay orden ni . Los corruptos hacen lo que les viene en ganas: roban, asaltan, asesinan, seguro de que las autoridades solo se ocupará de reprimir a los opositores
Y quienes hemos intentado vivir dentro del marco de la ley, nos vimos obligados a robar o comprar lo que otros roban, como única opción de sobrevivencia. A eso nos enseñaron. En Cuba roba desde el director de la empresa hasta el que limpia el piso, y todos lo saben.
¿Votaré por un gobierno lleno de promesas y mentiras, que como todo perdedor echa las culpas a otro? ¿Votaré por un gobierno que no puede asegurar las necesidades básicas de su pueblo? ¿Votaré por un gobierno que quiere controlarlo todo, pero no lo consigue? No, definitivamente, yo no votaré.

domingo, 5 de marzo de 2023

NO BOTEN LA LIBRETA VIEJA


Los últimos días de febrero fueron de fiesta para los viejos de mi barrio. En el cotidiano recorrer para buscar el pan por la mañana, he logrado escuchar conversaciones eufóricas:

--Vecina, ¿ya sacaste la libra de arroz que nos regalaron? Por el cárnico del mes trajeron mortadella a tres cuartos de libra por persona.

(Para quienes lean esto y no residen en Cuba, debo especificar que la llamada mortadella es un engrudo misterioso cuyo ADN sería difícil de identificar).

--A la bodega del frente llegó también el café del mes pasado. Y estamos a la espera de los cigarros de diciembre.

Pero hasta allí la fiesta, porque el que no tuvo la precaución de guardar la libreta vencida del pasado año, no le dispensarán los cigarrillos. "¿Por qué?", -le pregunté a la bodeguera, que llamó al administrador cuando le di a entender que pensaba subir la notificación por las redes. "Son órdenes superiores", se apresuró a responderme.

La respuesta está en la cotidianidad de las calles camagüeyanas: el paquetico de café a $80, la libra de mortadella a $200, la cajetilla de cigarro criollo a $100, el arroz por encima de los $150 y la bolita de pan a $12.

Somos un pueblo de merolicos. Y lo más triste: de merolicos estafadores e inescrupulosos, que luchan por la sobrevivencia como náufragos del barco que se hunde, sin importarle aplastar al que tienen a su lado muriendo de necesidad igual que él.

¿De dónde salen esos tubos de mortadella que venden ambulante por la calle? ¿A qué manos van a parar las cajetillas de cigarro que no pudo adquirir el cliente por haber desechado la libreta vencida?

No hay espacio para dudar que la corrupción generalizada tiene su base en el sistema donde el que más provecho saca es el que dirige más alto. Combatirla sería su sentencia de muerte. Mientras esto sucede, nuestra diversidad poblacional permite que hasta unos rían y tiren al choteo los últimos estertores de nuestra sociedad.

 

lunes, 27 de febrero de 2023

AUNQUE PAREZCA UN CHISTE


Cuentan que recién fundado el teatro Principal de Camagüey, asistió a una de sus funciones un campesino nombrado José Pérez. Si no recuerdo mal los detalles de la vieja crónica, la obra montada en el teatro en ese día fue Otelo, de William Shakespeare.

Poco sabía José Pérez, guajiro analfabeto de sombrero de yarey y machete a la cintura, pero con plata en el bolsillo, el significado de la obra. Sin embargo, como todo ser humano deseoso de superación y conocimiento, aprovechó su visita a la ciudad, fue al teatro esa noche y ocupó una de las butacas de la primera fila.

El cronista no cuenta hasta qué punto José Pérez iba asimilando el nudo dramático de la puesta en escena, aunque lo podemos imaginar cargado de impaciencia, retorciéndose en el butacón, ajustándose el sombrero y acomodando a la cintura la vaina del machete.

Lo que sí ha pasado a la historia en esta crónica es el momento en que el actor de Otelo comienza a estrangular a Desdémona, mientras esta declama su inocencia; porque fue allí cuando nuestro heroico campesino saltó del butacón como un resorte y estremece al teatro con una frase lapidaria: "¡Donde esté José Pérez no se matan mujeres!" Y acto seguido, con el machete en ristre, partió hacia el escenario por la escalerilla lateral, apenas dando tiempo a que Otelo escape tras las bambalinas para no ser la víctima.

 

miércoles, 22 de febrero de 2023

LOS NUEVOS TIRANOSAURIOS

En el Manual del perfecto idiota latinoamericano -publicado en 1996 por Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa- se compara a los gobiernos izquierdistas con los dinosaurios y son divididos en dos grupos: vegetarianos y carnívoros.

Los vegetarianos son aquellos que mantienen cierto respeto por la democracia, que alcanzan el poder en las urnas y después de su periodo presidencial se retiran silbando. Estos, según el libro, son menos dañinos, porque a pesar de los problemas económicos que pudieran causar, sirven como vacuna en la memoria de sus pueblos.

Claro que la derecha tiene gran parte de la culpa en el ascenso de los gobiernos izquierdistas, por las desmedidas ambiciones de algunos de sus representantes y el pésimo arreglo de los problemas sociales. Es allí cuando la izquierda carnívora aprovecha la fisura que ofrecen las elecciones democráticas multipartidistas, conforma alianzas hasta con sus propios rivales y no desiste hasta tomar el poder.

Dentro de esa tendencia política que promete igualitarismo para todos, que deja ciegos a los pueblos, aparece esta nueva especie de izquierdistas depredadores, ya convertida en mafia, que no solo arrasa con las ideas liberales y las de derecha en general, sino con cualquier tipo de libertades civiles, incluyendo a las de centroizquierda.

Estos dinosaurios carnívoros -a propósito del texto citado- acuden a cualquier tipo de artimañas para alcanzar el gobierno, y luego de tomarlo, allí se plantan frente a todos y ejecutan hasta las más aberrantes disposiciones con tal de no retirarse: encarcelan, maltratan, asesinan, irrespetan derechos humanos y, además de acabar con la infraestructura y el bienestar de los países, causan un enorme daño antropológico: la fracturación de la familia, el ateísmo y la implantación de nuevos principios morales, que de no combatirse, causará grandes estragos en el futuro.

Ahora -a raíz de la cumbre de la CELAC celebrada en Argentina- algunos como Lula da Silva y Alberto Fernández, apoyados por otros miembros, hasta plantean crear en América Latina algo similar a la Unión Europea: una zona franca, una moneda común, una comunión política fortalecida, cuando en realidad lo que se proponen es un nuevo Pacto de Varsovia latinoamericano que les permita intervenir en los asuntos internos de otros países para sembrar el caos social, como actualmente está sucediendo en Perú.