domingo, 31 de marzo de 2024

Semana Santa


Según el Concilio de Nicea, allá por el año 325 de nuestra era, la Iglesia Católica acordó celebrar La Pascua el primer domingo de luna llena luego del primer equinoccio del año. Este es el porqué la Semana Santa no tiene fecha determinada en el calendario.
Desde entonces se discute, incluso entre los obispos reunidos allí por aquella fecha, la divinidad de Jesucristo. Y gracias a esa asamblea, auspiciada por el emperador Constantino, la figura de Jesús tomó el carácter divino que llega hasta nuestros días.

Así el cristianismo fue creciendo y diseminándose por todo el mundo, con su doctrina de amor y de concordia, sirviéndole de freno a esa maldad genérica del ser humano con el ejemplo de aquel hombre que se dejó crucificar en pago a la bondad de su doctrina.
Sin embargo, nunca han faltado detractores; su fe se fraccionó y surgieron diferentes tipos de cristianos, incluyendo aquellos que asesinaron en su nombre y los que niegan rotundamente su postulado, sin tener en cuenta que, aún siendo falso, hay mentiras de amor tan generosas, tan llenas de piedad y de ternura, que merecen ser respetadas.

En Cuba está el ejemplo: antes de la revolución nuestro pueblo era muy cristiano. Y ser cristiano es no mentir, es no robar, es no matar; es amar incluso a aquellos que nos causan daño. Y así se nos enseñaba en las escuelas.
Pero el pueblo cubano prefirió a otro profeta y otro sermón desde la montaña, desde donde ese falso predicador prometió lo que nunca cumpliría; sembró el ateísmo, cerró iglesias y expulsó sacerdotes para solamente él sentirse adorado; entonces tomó lo que no era suyo, fusiló a sus oponentes y creó un enemigo a quien echar la culpa de sus fracasos.

Hoy el pueblo de Cuba llora y lamenta y ruegua a los pies de la Cruz que representa al Hijo del Hombre, se le perdone el inmenso pecado de su infidelidad.

viernes, 29 de marzo de 2024

LA TERNURA DE DIOS

 

Raúl Alejandro González Hernández es un joven proveniente del oriente cubano, que vino hace muy poco para Camagüey con su esposa Marianela, y Camila, su pequeña de cinco años. Su profesión: barbero. Uno de los oficios más requeridos en una sociedad que obvia los servicios públicos honrados, por la escasa remuneración que representan. 

Él sabe muy bien que para llevar una libra de carne a la mesa de su casa, tiene que pasar por su sillón media docena de usuarios; que corre el riesgo de los inspectores —muchos de ellos inescrupulosos sobornadores— y el insoslayable pago de alquiler del salón en que trabaja. 

Pero Alejandro quiere salir adelante. Locuaz y sonriente mantiene casi siempre su local nutrido de clientes y, como es natural en todas las barberías del mundo, se escuchan relatos increíbles, las anécdotas más secretas del barrio, así como la temperatura política de la población. 

Hace algunos días Alejandro descubrió en Facebook consumidores generosos que, en otros países, al liquidar su cuenta en restaurantes y cafeterías, "dejan colgando" un café, una merienda o una ración de alimentos para el más necesitado que llegue después y no tenga con qué pagarla. Y me soltó con sonrisa inocente: 

—Yo quiero hacer lo mismo una vez por semana. Ayúdame a encontrar entre los alcohólicos que deambulan por aquí, o los buscadores del basurero de la esquina, para hacerles un pelado gratis. 

Y así lo hicimos, aunque los beneficiarios de este proyecto no logran entender todavía, y hasta sospechan que hay algo de maldad detrás de esto, cuando se le propone. 

—Alejandro —le dije mirándolo a los ojos, que es la manera más efectiva de obtener la verdad—, ¿por qué haces esto, en medio de la lucha diaria para solventar apenas las necesidades básicas de tu familia? 

Y me respondió con su sonreir de siempre: 

—Porque al despertar por la mañana recuerdo el rostro agradecido del mendigo y siento la ternura de Dios. 

MENSAJE

Señor Miguel Díaz-Canel Bermúdez: 

Doy por entendido que su llamado del 18 de marzo para conversar con el pueblo, sea el último recurso a utilizar en vista a resolver de manera pacífica la multitud de problemas que aplastan a los habitantes de la isla. Esta vez no dio usted la orden de combate, como el 11 de julio de 2021, cuando lanzó sus huestes represivas a la población indefensa y llevó a la cárcel a más de un millar de cubanos. 

Sin embargo, vale la pena profundizar en este intento pacificador suyo, no sea que, como hemos sufrido durante más de seis décadas, donde nos dijo "digo" nos salga con "Diego" y añada otro eslabón más a la interminable cadena de mentiras y de engaños. 

Señor Díaz-Canel, si verdaderamente usted desea una solución real y duradera para este pueblo que, parecido a un volcán, manifiesta una erupción catastrófica en ciernes, su diálogo deberá tener como premisas la urgencia, la seriedad y la transparencia. Nunca otro circo con ancianitas ignorantes que se erizan y ven en usted un enviado de su dios, sino con la oposición interna que, a despecho de haberla negado durante 65 años, existe, prolifera y tiene proyectos pacíficos y viables que resolverían no sólo la falta de abastecimientos y logística, sino el principal problema de todos: la libertad. 

Tampoco puede suscribirse un acuerdo justo mientras su régimen mantenga presos políticos en el país, la libertad de prensa sea perseguida y no se reconozca oficialmente una oposición que es, en primera instancia, la otra parte con la que debería dialogar. 

Cuba tiene hoy —aún excluyendo a hijos dignos e ilustres que permanecen en el exilio y que, por supuesto, usted negará el diálogo— intelectuales de la talla del padre Alberto Reyes, Dagoberto Valdés, Alina Bárbara López Hernández y muchos otros, dispuestos a allanar el camino del entendimiento. 

sábado, 16 de marzo de 2024

Las plagas de Cuba


En Cuba las plagas no han dejado de azotar al pueblo desde los mismos comienzos de la revolución. Y lo peor: se especula que fueron prescritas por el diablo.

Las primeras de todas fueron las mentiras y el engaño, al prometernos libertad y prosperidad infinitas, adiós a las armas, y la creación de un hombre nuevo que convertiría a Cuba en faro de América y del mundo.
Y es, precisamente en la primera década de este gobierno, cuando se eliminan por completo la libertad de expresión, la libertad de prensa, y se tornan rutinarios los fusilamientos y las grandes condenas carcelarias contra la disidencia.

Paralelo a esto se llevaba a cabo la aniquilación total de la propiedad privada, comenzando por las grandes compañías extranjeras que consolidaron la industrialización del país, luego la intervención de capitales autóctonos con sus grandes y pequeños comercios, y por último la confiscación de, hasta la tijera y el peine del barbero y el cajón del limpiabotas ambulante.

Esa defenestración social de hasta el más pobre de los negocios privados, fue tildada de burguesía criolla; y en paralelo se crearon los campos de las UMAP en los que recluían por la fuerza a religiosos, homosexuales y opositores.
Esta represión desató la plaga del éxodo y se marcharon del país no sólo los "siquitrillados", sino los más profesionales y emprendedores, creando un vacío en el arte la educación y la intelectualidad que nunca más volvió a recuperarse.

Y Cuba se prendió de la teta soviética durante más de un cuarto de siglo. Nos convertimos en una sociedad parásito y aprendimos a vivir del cuento sin trabajar.
Agotada ésta apareció Chávez y degustamos Venezuela hasta dejarla en ruinas. Y de entonces acá ambas repúblicas, se discuten el primer lugar en la miseria de latinoamérica.

El éxodo masivo retomó y superó sin precedentes los lugares históricos, ocasionando estas últimas plagas: escasez y subida de precio de combustible, reduciendo al mínimo la movilidad del transporte; escasez de medicamentos que pone en riesgo la vida de la población sobre todo de ancianos con enfermedades crónicas; la escasez de agua, causa directa de la insalubridad; reducción, retraso y fallo de la canasta básica y su imprescindible bolita de pan diaria, único alimento que llevan al estómago los miles de mendigos callejeros que deambulan por las calles.

Por último, la plaga de apagones que, según el criterio de los especialistas, no tendrán solución a corto plazo. La solución, creo yo, está en abrir las aguas del Mar Caribe, no para que escape el sufrido pueblo cubano, sino para mostrar el camino a los perpetuadores de estas plagas.

domingo, 10 de marzo de 2024

MUJER CUBANA

 
Recuerdo que, cuando yo era un parvulito melindroso, me reía de mamá sentada frente a mí, casi queriéndome empujar el plato de comida por la boca, mientras le escuchaba decir en ruego: 

—Toma, mijo, que lo que tú tragas es a mí a quien alimenta. 

Y yo me carcajeaba ante tal mentira. 

Muchos años después, cuando mi niña melindrosa se negaba a tomar bocado fue que comprendí la veracidad de sus palabras. Y esa, la cualidad de madre, es sólo una de las tantas facetas que muestran la superioridad de la mujer. 

Dios la creó más delicada: con la piel más tersa, con la voz más dulce, con los besos más húmedos... ¿Qué hombre supera a la mujer en el momento de entregar un órgano de su cuerpo para salvar a un hijo, en vestir la bandera de la patria para llamar al tirano por su nombre, en acompañar como guerrera el eterno batallar por la justicia? 

Sin embargo, y a pesar de la cacareada igualdad de la mujer en Cuba, nada está más lejos de la verdad. No existe una ley que las proteja de los acosos de la calle o de la violencia machista, razón principal de los feminicidios. 

En materia de economía, nuestras profesionales, sobre todo en educación y salud, perciben salarios ridículos a despecho de sus estudios y sus títulos. 

La mujer cubana soporta hoy, como nunca antes, la ruptura familiar por el éxodo de los más allegados a su sangre. 

Pero las más desdichadas de todas son aquellas que padecen encarcelamientos injustos por razones políticas, mientras los dirigentes del país hacen oídos sordos a los reclamos del mundo civilizado. 

Por eso hoy toma especial vigencia aquella sentencia del Apóstol: "hay tanta bondad en las almas de las mujeres que, aun luego de engañadas, de desesperanzadas, de encallecidas, dan perfume".

VALORES

Ayer, uno de los equipos electrónicos de mi casa presentó problemas y tuve necesidad de buscar a un especialista para que lo arreglara. Cuando di con el hombre se quedó mirándome unos segundos, pero no dijo nada. Dejé el equipo en su oficina y cuando fui a buscarlo hoy, ya compuesto, se negó rotundamente a cobrar su trabajo. 

—Al menos permítame una propina—, le dije.
—No amigo mío —me respondió. Usted me ha pagado, y mucho, al tomar mi voz y decir en público lo que yo no he tenido valor de expresar. 

Unas horas después, cuando fui a la bodega a buscar el pan —que por fortuna, vino hoy— con este asunto de la libreta nueva, el joven dependiente se equivocó y me echó una bolita de más. Al devolverla, como es natural en cualquier lugar del mundo, el muchacho expedidor quedó pasmado ante mi actitud y al reaccionar sonrió como el que mira un bicho raro. 

Hace solo minutos, escuché el pregonar de un vendedor de papas en bicicleta. Salí a su encuentro con una jabita de nylon y mi pequeña pesa electrónica en las manos. 

—¿A cómo es la libra?
—A 200.
—Dame una, pero yo rectifico con mi pesa, porque ayer otro vendedor callejero nos estafó con su pesa adulterada. 

El carretillero no me puso objeción y hasta me permitió escoger las papas. Al ver que estaban sanas y grandes, eché en la jabita hasta pesar dos libras. Le di un billete de 200 y subí a mi casa, que fue allí cuando me percaté de haberle pagado sólo una libra. Acto seguido, corro a mi cartera y logro alcanzarlo cuando ya se marchaba: 

—Mira, yo te pagué una libra pero tomé dos —le dije alcanzándole el resto del dinero que faltaba. 

El carretillero quedó estático ante mí, mirándome desde la cabeza hasta los pies, con el embobamiento de quien acaba de avistar un marciano. 

Actitudes como estas, que encajan dentro de la normalidad de una sociedad civilizada y culta, resultan extrañas en la nuestra. Y así es Cuba hoy: en la que un acto de honradez sorprende más que un acto delictivo. Esa no es la nación que soñamos dejar establecida a nuestros hijos, porque los valores humanos serán mucho más difíciles de recuperar que la economía y la justicia.

Cuidaos de los idus de marzo


Para marzo se pronostican y hasta se anuncian grandes cambios.
Del lado de allá, por la televisión se advierten próximas restricciones adicionadas a las ya existentes, sobre todo en suministros alimentarios. Aunque, como es natural, echando la principal culpabilidad al "bloqueo".

Del lado de acá las personas especulan síntomas aún peores y hasta lo expresan en voz alta:
-¡Esto no lo habíamos visto nunca antes! ¡Tenemos hambre; el dinero no alcanza! ¿Qué piensan con este pueblo...?- casi gritó en la cola del pan una viejecita humilde en clara referencia a quienes dirigen el país; y comenzó el cuchicheo bajito de los presentes, sin que alguien le saliera al paso como le está orientado hacer a un "buen revolucionario".

Porque en realidad la situación es alarmante y no se vislumbran soluciones a una crisis generalizada que comienza en el desabastecimiento de la alimentación y medicamentos por medios estatales, con su proyectado paquetazo de excesivos precios; continúa con el deterioro de las infraestructuras habitacionales y de transporte; socava instituciones tan básicas como la salud y la educación, y termina con apagones continuos varias veces al día, sin un proyecto de solución creíble.

La miseria se generaliza en la multiplicación de los mendigos callejeros que morirán de hambre; los servicios funerarios no cuentan con un mínimo de respeto a la dignidad del fallecido, que se le vela a oscuras en el cubículo de la funeraria durante las horas de apagón y espera en cola por el único carro que lo conduce al camposanto a la hora del sepelio, porque hasta el crematorio permanece cerrado.

Para colofón, la delincuencia se generaliza y abarca, desde los vendedores ambulantes que pululan y estafan a diario por las calles, hasta los que asaltan y apuñalan y matan por robar un celular o una motorína.

«Los idus de marzo ya han llegado»; dijo el César en tono burlón al vidente que lo había advertido del peligro cuando iba de camino hacia el Senado; y el vidente respondió compasivo: «Sí, pero aún no han concluido».
 Unas horas después Julio César caía apuñalado por quienes hasta el día anterior lo defendieron... 
Y en el avión presidencial no caben tantas personas.