lunes, 1 de mayo de 2023

Asamblea de Guáimaro



Mientras rememorabamos la Asamblea de Guáimaro en 1869 y el porqué de la misma, alguien preguntó, llevada a tiempos actuales, si mi posición era de izquierda o derechista y respondí lo siguiente:
No tengo porqué ser ni lo uno ni lo otro, pero defenderé a todo riesgo las cuestiones que considere positivas. Por ejemplo, apoyo en los liberales su NO a la pena de muerte, a la tenencia indiscriminada de armas de fuego; tanto como el NO conservador al aborto y a los matrimonios del mismo sexo.
Hay mucha más tela por donde cortar, pero tomemos como ejercicio de ideas el porqué de estas cuatro negativas, sin importar el partido que las promueva:
Estoy contra la pena de muerte hasta para el mayor de los asesinos, porque privarlo de la vida nos rebajaría a su estatura criminal, ya que existir es un derecho del que solo Dios debe privarnos; y porque, además, una cadena perpetua en condiciones de castigo, es más terrible que la muerte.
Por su parte, la indiscriminada tenencia de armas no solo invita al homicidio, sino que sirve de oportunidad al asesino para llevar a cabo su fechoría.
Del matrimonio gay opino innecesaria su fundamentación como ley, echando a un lado milenios de estabilizada civilización e imponiendo a la sociedad una condición que va contra la naturaleza de los seres vivos; sin embargo comparto el respeto por la homosexualidad y todos sus derechos sociales para quienes la practiquen. Pero sobre el aborto respondo con una frase del famoso humorista uruguayo Juan Francisco Verdaguer: "Los que están a favor de la ley que autorice el aborto es porque ya han nacido". No obstante, en casos de anormalidades fetales o riesgos de vida para las madres, deben existir excepciones.

De esta manera sugiero en este sencillo ejemplo, cómo promover en la nueva Cuba, igual a como ejercieron su derecho al libre pensamiento hace 154 años, los padres fundadores de la Patria.
Necesitamos un país en el que todos podamos expresar y dejar plasmadas libremente nuestras ideas, para que una Cámara o Congreso (o como quiera llamársele), escogido libremente por mayoría poblacional, determine e implemente las leyes que han de regirnos, y no una asamblea cuyos miembros obedezcan y apoyen a ciegas las órdenes de un partido de gobierno.
Por eso y para eso trabajamos: a riesgo de los escollos que puedan presentarnos, convencidos de que esa es la única pacífica manera de evitar la desintegración de la nación cubana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario