viernes, 26 de enero de 2024

PARA COMENZAR EL AÑO


El primer día del año mi ciudad, Camagüey, amaneció desierta. Y el segundo día también. Y desiertas y vacías están nuestras bodegas porque ni el pan ha llegado "por falta de materia prima", según dicen, como tampoco están a la venta muchos productos de la canasta básica. 

Alguien me dijo ayer que "este es un pueblo de ratas y carneros", en alusión denigrante a la ola migratoria que nos afecta desde hace tiempo. No se puede ser tan absolutos, pensé, ni justificar el daño con el deseo natural de las personas a vivir una vida digna, aunque sea allende nuestras tierras. 

¿Qué será de la nación cubana dentro de algunos años, si no se toman medidas urgentes y se ejecuta un cambio radical y profundo, como alerté una vez al presidente designado del país en una carta abierta, cuya respuesta fue mi expulsión de la UNEAC? 

Cuba se está muriendo y la indolencia de quienes la mal gobiernan es tan soberbia que no admite apelación a sus conciencias como seres humanos. 

Es preciso y urgente, como pueblo, exigir que se nos escuche al pedir la libertad de los presos políticos, al señalar como tabla de salvación la apertura económica individual y sin tapujos, la libertad de prensa para que nuestros intelectuales hagan propuestas y señalen sin miedo los errores, y nuestro derecho, mediante un plebiscito vinculante, a determinar qué rumbo político, económico y social deseamos para el futuro de Cuba. 

¡Ese es el camino, y no hemos de temer al demandarlo! En mi criterio sería un buen ejercicio para comenzar el año.

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