lunes, 30 de marzo de 2020

Erupción en El Volcán

Esta mañana me despertó la algarabía de la callé y, todavía en
calzoncillos, me asomé por la ventana.
En plena calle de lunes, a pesar de las orientaciones del gobierno, el
molote era inmenso: iban a "sacar" muslos de pollo en la tienda El
Volcán. Al pollo no lo habían depositado todavía, pero ya los
consumidores estaban allí, por cientos. Eso sí, todos con el nasobuco
recomendado, pero haciendo honor a aquella frase lapidaria de Gohete
en Fausto:
PODEROSA ES LA RAZÓN, PERO MÁS PODEROSA ES LA NECESIDAD.
Así que corrí también, porque la nevera de mi casa está en huelga y,
confiado en mi carné de limitado visual pensé en tener preferencia.
Fui directamente hasta el policía que guardaba la entrada y me
identifiqué, pero el joven oficial me hizo como Consuelito Vidal en
Detrás de la fachada: Mira para allá! Y me mostro una cola carril B
que ahora no solo prefiere a limitados físicos, sino a embarazadas,
madres con niños pequeños, donantes de sangre y otros muchos casos
sociales. Por cierto, delante de mí iba un loco que ya dentro de la
tienda no hallaba cómo terminar su compra.
Por suerte el camión con muslos de pollo llego a tiempo y no es para
quejarse, pues en estas aglomeraciones se entera uno hasta de los más
de 30 casos de pandemia confirmados en el día de hoy que, según la
suma de una puntual colera, ya ascienden a 170.
Hubo broncas. Cómo iba a darse un evento de este tipo sin que, al
menos una mujer se escandalizara y tuvieran los policías que tomar
cartas en el asunto?
_El pueblo está caldeado_ se atrevió a decir un hombre amparado tras
la máscara del nasobuco. Pero los demás callamos, porque la prioridad
del día es llevar unos muslos de pollo para la casa.

Pedro Armando Junco

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