sábado, 30 de julio de 2022

¡QUE SE VAYAN! NO LOS QUEREMOS, NO LOS NECESITAMOS

Resultaría de risa si pudiéramos desligar la falta de respeto al pueblo cubano, de la manera en que el ministro de Economía Alejandro Gil Fernández hace gala de un lenguaje tan altisonante en sus definiciones, que no define nada. Sin embargo, después de una larga meditación ante la frase "económicamente fundamentada" cuando lanzó en su idioma la posible vuelta atrás del CUC –claro que con otro nombre eufemístico aún no revelado–, he podido traducir que se está cocinando otra devaluación oficial del peso cubano. Si en los años noventa se redujo su valor a cuatro centavos dólar, ahora, pudiera ser devaluado hasta a menos de un centavo.

No obstante, parece que para Gil y sus jefes, el cubano de a pie conforma una manada de imbéciles, en los que incluyen a esos mismos que les sirven y hasta se jactan de ganar "un pingal de pesos" por molestar disidentes.

Con respecto a la mayoría de las medidas que se implementarán para levantar la economía del país, todo apunta a lograr una mayor entrada de divisas desde el exterior, sobre todo de la diáspora cubana. Con un cinismo sin precedentes, casi nos asegura que serán los cubanos del exilio quienes sustentarán la economía nacional mediante el envío de remesas y gracias a la discreta apertura aduanera que ahora afloja la soga del ahorcamiento y permite se pueda traer al país desde el exterior algunos celulares, computadoras y neumáticos más de los antes permitidos.

Es el ampliado negocio de las brigadas internacionalistas estatales, extendidas ahora para quienes, obligados a marcharse de Cuba por la miseria que sufrían, trabajen y ganen dinero en países libres y desarrollados y luego se lo hagan llegar a sus familiares en la Isla; desde luego, después de depositar en las arcas estatales los billetes válidos, canjeados por nuevos vales de compra, las tarjetas bancarias de hoy, solo válidas en el mercado nacional.

¿Será que la proyección gubernamental de este país está anclada a vivir del sudor ajeno? Se pide a gritos que vengan los capitalistas a realizar inversiones, incluyendo ahora hasta los cubanos del exilio que alguna vez fueron obligados a irse de aquí llevando solo la ropa que vestían.

¿Por qué no se le otorga idéntica oportunidad al residente cubano continuo, que desee emprender por su cuenta un gran negocio con honradez y abrirse camino hacia la riqueza económica que contribuiría al desarrollo del país y al bienestar de su familia y su futuro? ¿Es que solo la oligarquía gobernante tiene derecho a vivir como millonaria, mientras once millones de cubanos no pueden ni dejar perder la bolita de pan diaria que llega a la bodega?

El pueblo de Cuba está cansado ya de tanto doble rasero, de tanta mentira propagandística, de tanta miseria acumulada: pésima alimentación, falta de medicamentos, escasez de agua, apagones de media jornada, desidia generalizada, amenazas represivas…

Recuerdo cuando hace 42 años se gritaban consignas a los que se marchaban por el Mariel: "¡Que se vayan! ¡No los queremos! ¡No los necesitamos!" Cuidado, ministro Gil Fernández, no sea que esas mismas consignas los golpeen a ustedes como un gigantesco bumerán.

 

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