A todos los amigos de mi blog les anuncio, mediante la presentación crítica de la licenciada Dulce María Basulto Martínez, la publicación de mi última novela. Para aquellos que radican en el exterior y tienen acceso a Amazon, les aviso que ya está a la venta a nivel intenacional por Internet.
Saludos cordiales y a continuación la valoración crítica de una de las pocas personas que en Cuba la han leído.
En Confesiones eróticas de la tía Nora la narrativa se desliza sobre una cascada transparente de ironías y buen humor. El relato logra en los flashazos de sus sentencias la simpática simbiosis de lo indiscutible con la parábola: “Más aprende el púgil por los golpes que recibe que por los consejos de su entrenador”.
La belleza y el buen gusto de la obra son capaces de cautivar desde el primer capítulo, porque nos presenta a la sociedad cubana a partir de la tercera década del siglo XX hasta más acá de los años ochenta, sin dejar de ser contemporánea. Para quienes hayan vivido los años anteriores a la Revolución de 1959 resultará agradable recordar sitios, costumbres y ambiente social de la época; para los más jóvenes representará un campo de conocimiento y comparación con la vida actual.
En esta novela, conformada por veintiséis capítulos, aparecen hechos históricos poco conocidos (el robo del diamante del capitolio, por citar solo uno) junto a una variedad de sentencias filosóficas de factura original, enmarcadas siempre en el más sutil y refrescante escenario: “Un marido bruto es un mulo de carga que a menudo patea, pero resuelve; una mujer bruta es un saco de papas podridas en el mostrador de un bodeguero”.
Confesiones eróticas de la tía Nora está dedicada a la mujer cubana. Es todo un monumento a su liberalidad, a su evolución intuitiva hacia la independencia conyugal, sin obviar el pequeño margen que se le observa para con las damas virtuosas paralelas a la protagonista (su hermana, su hija). El amor hacia el sexo femenino en el autor es tan intenso, tan erótico, tan desproporcionado, que a veces acude a la broma para reír con ello: “El arte de la mentira perfecta es exclusivo de la mujer casada”.
Este libro, sustraído de la vida real de una mujer muy bella, es el caldo de cultivo en el que el prosista depositó su cúmulo de experiencias, estudiadas a lo largo de los años en diferentes féminas y que ahora nos regala con la sencillez jocosa de su carácter: “La batalla del tiempo es definitoria cuando se persevera; es la que dice la última palabra”. O esta otra basada también en el pragmatismo de la existencia: “Cuando te sientas encumbrado mira siempre hacia abajo, para que calcules bien la altura desde donde puedes caer”.
Pienso que el mensaje más importante de esta novedosa obra literaria de Pedro Armando Junco es la invitación a VIVIR; así con mayúsculas. Es la exhortación a disfrutar la existencia a plenitud, siempre preparados para los grandes golpes que con los años nos depara la vida. El ejemplo de la tía Nora está claro y conciso también en otro de sus grandes pronunciamientos: No importa el vehículo en que te introduzcan después de extinto bajo tierra, tu futuro es idéntico.
Dulce María Basulto Martínez
Licenciada en Lengua Materna
Hola Pedro, gusto en contactar nuevamente contigo, tienes el link en Amazon?,,un saludo para ti y tu familia
ResponderEliminar