martes, 7 de enero de 2014

Oración de comienzo de año del pueblo cubano



Durante los últimos días del 2013, realicé una investigación muy reservada a coterráneos míos. Algo así como encuesta privada a ciudadanos comunes, conocidos o no, en la parada del ómnibus, en el mercado agropecuario, en la reunión casual de habituales “colas”; sin papel en mano, para atenuar sospechas. Incliné la investigación a ciudadanos de cultura media, preferentemente amas de casa, simples obreros asalariados, campesinos de la ANAP  o independientes, etc.  El tema fue siempre “Qué desearía ese cubano o esa cubana para el 2014”.
Omito aquí determinados criterios fuertes de algunos encuestados por respeto a las autoridades de mi país. Pero resumí el arduo trabajo investigativo –sin ironías –en la siguiente oración que reúne el común consenso del pueblo de Cuba para este año nuevo.
Oración
Señor Todopoderoso, Árbitro nuestro, Tú que todo lo concedes o lo deniegas desde la inmensidad de tu poder a tu sabio arbitrio; que todo lo ejecutas o suprimes según tus leyes y estatutos, escucha una vez más la súplica de este pueblo para el venidero 2014.
Transige, Señor de nuestras vidas, al prodigio de una alimentación más proteica y consecuente con las necesidades de la familia cubana. Aprueba que a nuestra mesa llegue sin pecado ni condena la carne de res, los enchilados de langostas y de camarones, tanto como la leche y el queso, en abundancia para nuestros niños y nuestros ancianos.
Concédenos, Señor de señores, el milagro de Internet en todos los hogares, sin “códigos de ética”, ni proscripciones a determinados sitios; a precio asequible para los bolsillos de este, tu pueblo humilde, jornalero que arrastra el fardo depresivo de la doble moneda, cuya mágica fórmula convierte el peso nacional en solo cuatro centavos. 
Ilumina, Señor, a nuestros dirigentes para que se preocupen solo un poquito más de cada ciudadano y solo un poquito menos de los intereses estatales y los suyos propios. Hazles entender que la razón de ser de ellos –y de Usted, Señor –somos nosotros: el pueblo de a pie, el pueblo que no tiene un sindicato defensor a ultranza que lo proteja de aquellos que disfrutan empleos con vehículos, prebendas y hasta celulares pagados por ese Estado al que rendimos tributos y cuantiosas multas. Concédenos el paradójico milagro de que estos dirigentes, al menos una vez en sus vidas, nos salvaguarden de ellos mismos.
Sanciona, Señor, con perpetuo trabajo, a todo funcionario que, amparado bajo un cargo financiero, duplique oficialmente más de una vez el verdadero precio de costo de productos de primera necesidad. Sanciónale a, durante el resto de su vida, cubrir sus necesidades con el salario habitual de nuestros trabajadores y adquirir esos mismos productos vitales al precio que ellos mismos establecieron.
En fin: Señor de señores, Dueño nuestro, General de generales, que durante 55 años has reinado incólume sobre esta Isla, apiádate de nosotros, de este humilde pueblo de Cuba que permanece fiel a su territorio bajo la tutela de tus estrellas. Amén.

  Pedro Armando Junco

No hay comentarios:

Publicar un comentario