sábado, 3 de mayo de 2014

El sueño

Anoche tuve un sueño muy extraño. Soñé que uno de los tres anacoretas, mientras cruzaban la laguna Estigia en la barca de Caronte, se apresuró a decir:

–Seguramente iremos directo al paraíso, pues nunca hemos hecho daño a nadie, sino por el contrario, toleramos la miseria con estoicismo y sufrimos el escarnio de quienes nunca nos entendieron.

El segundo de ellos replicó:

–Siempre fuimos muy buenas personas, es cierto; nos dedicamos a observar la vida, a buscar filosóficamente los mejores resultados para darlos a conocer al prójimo; sin embargo, por nuestra heterodoxia y nuestras posiciones aprehensivas, sospecho que nos destinarán al limbo.

El tercero, que hasta ese momento se hubo de mantener callado, expresó:

–En tantos años de rodar por ese mundo insólito, ninguno de nosotros puede asegurar su pulcritud ante algún pecado, por simple que haya sido; así que no me cabe duda: preparemos el espíritu para nuestro internamiento en el Purgatorio.

Pero, tal como relata Dante en su Comedia, los espíritus no proyectan sombras. Así que ninguno de los tres se percató de que junto a ellos, dentro de la barca, disfrazado del barquero, remaba Lucifer, muy entretenido en escuchar sus parlamentos. Así que, apenas pusieron pies en tierra firme, agarró a los tres por sus cogotes y los llevó directamente hasta el infierno.

 

Cuando desperté quise descifrar el mensaje, puesto que, según Freud, los sueños reflejan nuestras vivencias y preocupaciones. Hasta hoy no he podido penetrarlo. Mire usted a ver si lo consigue.

 

Pedro Armando Junco

 

 

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