viernes, 22 de mayo de 2020

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Hoy tuve que apagar el noticiero del mediodía. Por vez primera doy la
razón a esos amigos que se ríen y me preguntan cómo puedo "empujarme"
el Noticiero Nacional de Televisión a la una de la tarde y a las ocho
de la noche.
Estuve esperando el reportaje que ahora se ha hecho habitual sobre los
asaltos y decomisos a traficantes ilegales, siempre colocados a
mediados del episodio informativo, como seguramente recomiendan los
editores y sicólogos de ese importante medio que casi todo el pueblo
de Cuba ve y escucha.
Esperaba un novedoso caso de asalto a las ilegalidades, porque hasta
eso nos lo tienen racionalizado. Uno por día, para que el pueblo
cubano vea el celo con que nuestra policía está actuando contra
elementos que roban la comida del pueblo. Ese acto teatral intermedio,
siempre es precedido por una cooperativa ejemplar que regala viandas,
carnes y todo tipo de avituallamiento a los centros asistenciales del
Covid-19. Luego del entreacto policial, llega otra información
productiva de la acometida hidráulica a un lugar que desde hace un
cuarto de siglo carecía del agua necesaria.
Yo he respondido a mis amigos críticos que hasta me divierte ver y
escuchar cómo nos creen idiotas. Un solo ejemplo: ¿Por qué la
acometida se lleva a cabo ahora, si desde hace 25 años esa comunidad
la necesitaba? Son pifias periodísticas, créanme, porque pudieron
ocultar "los 25 años atrás" cuando debieron realizar la obra y no
ahora con la crisis epidémica encima.
Otro cuarto que se alquila es esa abatida a los mafiosos que almacenan
millonarias cantidades de productos en determinados sitios, sin que
nuestras autoridades hasta hoy hayan tenido noticias del delito.
¿Quién se cree eso, cuando todos sabemos que el ministerio del
interior cubano es uno de los más eficientes del mundo?
Pero hasta eso da muchas nuevas vertientes de finalidades a evaluar.
¿Con qué propósito se publica religiosamente cada desfalco? ¿Será para
justificar el hambre que ya comienza a sentirse por la insolvencia del
poder adquisitivo gubernamental para adquirir pollos y otros productos
en los Estados Unidos, cuyo único bloqueo es que no le fía un centavo
a Cuba? ¿Por qué de la misma forma de las acometidas hidráulicas
deficitarias desde hace décadas, nuestra policía no había tomado
cartas en el asunto de los robos y los acaparadores? Porque si de algo
estamos conscientes los habitantes de esta isla, es de que los cubanos
de a pie hemos sobrevivido gracias a ese mar de ilegalidades que desde
hace muchos años permite el funcionamiento poblacional y que "hacerse
de la vista gorda" ha sido la permanente posición de quienes dirigen
al país.
Pero lo que me hizo apagar el Noticiero del Mediodía fue cuando el
periodista Junior Smith informó lo maltratada que se halla la economía
norteamericana, sobre todo el alza de los precios de las fuentes
proteicas; y a medida que él iba narrando, aparecían las imágenes en
pantalla de aquellos supermercados repletos de alimentos y cárnicos
que invitaban a sumergirnos dentro de la pantalla…
¿Junior Smith no se ha enterado que hasta un huevo de shopping en Cuba
cuesta $3.75, pero que ni siquiera aparece? ¿Desconoce que la
población, haciendo caso omiso a las recomendaciones del ministerio de
salud, se lanza a las calles a diario a ver qué consigue, sin mirar el
precio de los productos y sin temor a infectarse?
Creo que es el momento de hacer un llamado urgente. No a ese pobre
"periodista cotorra" que cuenta lo que le mandan a decir. Sino a la
dirección del país para que abra la economía, respeten y apoyen
incondicionalmente a los productores de alimentos, sean estos
campesinos estatales o privados, hombres de pesca o fabricantes de
zambumbia.
Y que solo persigan a los ladrones, que son muchos; y en amplia gama,
como dijera una vez el General de Ejército, usan cuellos blancos.

Pedro Armando Junco

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