El río Hatibonico se ha desbordado por el exceso de lluvia en esta última semana.
Estamos desde hace varios días bajo un ciclón sin rafagas de viento; y en el día de hoy, para colmo de sufrimiento poblacional, colapsaron las barrancas del Río Hatibonico y se desparramaron sus aguas en buena parte de la ciudad.
Todas las edificaciones y viviendas aledañas de nivel inferior al normal cauce del Río, tanto particulares como estatales, están inundadas. El desbordamiento no soló abarca las áreas de los repartos La Caridad, El Jardín, Piña y otros más al este, sino también a una gran parte del Casco Histórico de nuestro querido Camagüey.
¿Cuál será el estado anímico de los propietarios de aquellas viviendas inundadas, cuyos mobiliarios indispensables se hayan visto afectados totalmente? ¿Y cuál será la respuesta paliativa y concreta del Gobierno con vista a la reposición de los bienes perdidos?
Sin embargo, la sumatoria de estos daños que amenazan con multiplicar la pobreza de estas familias afectadas, me vuelca a la retrospectiva de mi último trabajo. ¿ Y qué será de los deambulantes callejeros que ahora no sólo carecen de alimentos para sobrevivir, sino del banco seco de algún parque donde pasar la noche?
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