lunes, 14 de agosto de 2023

EL POZO SIN FONDO


Cuando hace dos años el pueblo de Cuba se lanzó a la calle a pedir libertad, fueron los apagones los que habían colmado la paciencia. Entonces el régimen reprimió con violencia y llevó a la cárcel a más de mil manifestantes. La fórmula normalizadora que aplicaron entonces consistió en aminorar los apagones, entre otras flexibilizaciones administrativas reclamadas por la ciudadanía, y en apariencia todo regresó al cauce de la tranquilidad. 

Muchos pensaron que el sistema había tocado fondo, sin percatarse de que este régimen es un pozo desfondado, capaz de obligarnos, por miedo, a soportar miserias hasta el infinito.

¿Quién por esa fecha imaginó la carencia de agua y sus consecuencias de insalubridad, las farmacias vacías y los hospitales sin recursos para tratamientos sencillos, la desaparición del transporte público y las ciudades con vertederos en cada esquina, más tantas otras cosas que convertirían a esta crónica en infinita?

El pueblo ha "resistido", aunque a regañadientes, emigrando como alternativa, y expresando sus criterios de inconformidad un poquito más alto. Pero al final su comportamiento ha sido tan manso y obediente, hasta el punto de que la mayoría ha olvidado a los que pagan cárcel por el atrevimiento del 11 de julio.

Cuando la escasez de combustible muchos creyeron que esta vez se había llegado al último peldaño; pero tampoco. 

Ahora llegaron las famosas mipymes y, sin andar averiguando la procedencia del dinero que se invertía y acumulaba en ellas, como apareció al menos el aceite, el pollo y otras cositas más, aprendimos a caminar la ciudad a pie de un extremo a otro.

Sin embargo, los que idearon eso parece que no tomaron en cuenta la gran cantidad de  cubanos que no reciben remesas, y por lo tanto se les hace imposible adquirir productos allí, en esas tiendas donde, como en todas las abastecidas en Cuba, los precios son astronómicos.

A los tanques pensantes les pareció que iban mejor las cosas, sin presagiar el disparo inflacionario que haría desaparecer el dinero impreso de los bancos y cajeros en que se liquidan pensiones y salarios estatales. Y entonces han vuelto a dañar el funcionamiento elemental del país, y nos han arrojado a otro nuevo escalón de bajada en este pozo sin fondo.

El desenlace nadie será capaz de predecirlo, pero está abocado. Lo agravante radica en que no se haya preparado un camino para un cambio pacífico, porque desde su lejano comienzo el régimen fundó como premisa elemental y suprema no permitir que la oposición se organice, prefiriendo incluso, en el caso de una rebelión total que lo intente descabezar, que Cuba se hunda en el mar, o en el pozo, del caos y la anarquía. Y lo van a lograr.

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