martes, 27 de febrero de 2024

EL NUEVO ANTAGONISMO

Este mes se cumplirán dos años desde que Rusia, el país con mayor arsenal nuclear del planeta, invadió a Ucrania para arrebatarle un pedazo más de su territorio. Hasta Putin pensó que la llamada "operación militar especial" duraría, si acaso, una semana, y que el mundo permanecería indiferente, como cuando años atrás arrebató a los ucranianos la península de Crimea. 

Pero esta vez no fue así, porque las democracias occidentales se alinearon con Ucrania y cooperan en la defensa del territorio más oriental de esa nación. El saldo de muertos, hasta ahora, aunque impreciso, se sitúa por encima de los 400 mil soldados entre ambos bandos y más de 10 mil civiles, según informes recientes de Naciones Unidas. 

A este lamentable conflicto, el 2023 añadió otra escalada de violencia en la añeja disputa por la franja de Gaza, cuando el grupo terrorista Hamás atacó una celebración del pueblo israelí. Los muertos, desde entonces y luego de una implacable contraofensiva de Israel, suman más de 20 mil. 

De este lado del mundo, los últimos sucesos de Ecuador ponen sobre el tapete la realidad de un conflicto que involucra a muchos otros países. Porque ya no es Putin y sus ambiciones hegemónicas, ni la vieja pugna entre judíos y palestinos, ahora también es la lucha abierta entre las bandas de narcotraficantes y los gobiernos. Es la guerra de la ambición y el odio contra la estabilidad en el mundo; del desorden contra la institucionalidad. 

Ya no se trata de izquierda contra derecha, sino del despotismo y la violencia contra la democracia y la paz. Este es el nuevo antagonismo que hace iguales a Putin, Hamás o cualquier narco sobre la tierra. En Cuba, donde seguimos padeciendo el lado oscuro de la antigua división política, ya nos lo había advertido, con su luz, el Apóstol: "Los hombres van en dos bandos: los que aman y construyen y los que destruyen y odian".

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