lunes, 27 de junio de 2011

Fragmento del ensayo inédito “Pueblos y tiranos”

(Mi criterio sobre el patriotismo)

Si se pretende un bloque latinoamericano fuerte y estable, capaz de enfrentar en el terreno económico, político y social a la potencia vecina de los Estados Unidos, ha de hacerse sobre bases liberales y estados de derecho verdaderos, porque tomando como cimiento gobiernos totalitarios disfrazados de populares, será como construir castillos de naipes a orillas de la playa.
De tal manera que –sin degradar por completo las convicciones existencialistas de Nietzsche –, superhombres pueden haber sido George Washington, que viendo terminado su deber con la patria, supo retirarse a la vida privada; Mahatma Gandhi, quien logró la independencia de la India pacíficamente… [ ].
¡Esos sí pueden catalogarse como los superhombres verdaderos, no los déspotas con que soñara Nietzsche! Mas cabe suponer que dicho filósofo, al descubrir la naturaleza servil de las grandes masas humanas –de los pueblos –, con la energía suprema de un dios en el que no creía porque pensaba que lo llevaba dentro, concibiera ese engendro diabólico: su Übermensch, como único camino razonable para tales plebes.
Otros, como Arthur Schopenhauer, piensan que el patriotismo es la más estúpida de las pasiones. Y hasta podría darse crédito a tal raciocinio si no encontráramos en el llamado patriotismo, mucho de particular. Me dejaría llevar de la mano por el pesimismo clásico y la filosofía antipatriótica de Schopenhauer, si no pensara que dicho móvil no es tal y como nos lo pintan los tiranos y los demagogos: un altar donde debemos rendir lo mejor de cada uno –incluyendo la vida –.
El patriotismo, en su esencia, es el rechazo de cada ciudadano a soportar la humillación permanente de un extraño que lo despoja de su derecho a ser libre. Y creo que es solo entonces cuando el hombre justificadamente se rebela, conforma grupo con otros hombres de iguales intereses y se lanza a la lucha –incluyendo el riesgo de su propia vida –por quitarse de encima el pie que lo aplasta, por lograr su libertad individual, que es por tanto, la libertad de todos, y la soberanía de todos sobre aquel sitio por el que han batallado.
Los grandes próceres, los llamados y admirados grandes patriotas –no importa de qué nación –, han partido siempre desde un acto de humillación, de segregación, de injusticia contra su propia persona; y a partir de ese momento han encabezado a otros menos decididos o menos aptos, y junto a ellos han logrado la maravillosa obra de la libertad. Y es precisamente allí, en el instante en que el líder alcanza la victoria –victoria que nunca debemos perder de vista que es de todos –, cuando se determina si ese hombre, ese caudillo, ese líder es un prócer, un hombre a venerar, o se habrá de convertir en un tirano. La última determinación, aunque luego la historia se encargue de vituperarla, es la más atractiva; y todavía hoy en sus anales coloca dubitativamente los calificativos.

Pedro Armando Junco

2 comentarios:

  1. Solicito el decreto constitucional como tambien gubernamental de congregarme al templo hindú personalizadamente por mis maestros del yoga porque soy el prócer de la independencia patria de la India como tambien solicito a mi destino al paraíso patriótico de la inmortalidad.

    Atentamente:
    Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
    Documento de identificacion personal:
    1999-01058-0101 Guatemala,
    Cédula de Vecindad:
    ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
    Ciudadano de Guatemala de la América Central.

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  2. ESTIMADOS HERMANOS:
    Solicito bautizarme y ungirme con el Espíritu Santo de Jesucristo para confirmarme como el prócer de la independencia patria de la India asiática hindú.

    Atentamente:
    Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
    Documento de identificacion personal:
    1999-01058-0101 Guatemala,
    Cédula de Vecindad:
    ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
    Ciudadano de Guatemala de la América Central.

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