viernes, 19 de agosto de 2016

El ave negra del infortunio

Tomado del sitio "Cubanos por el mundo"

 

A mediado de los años sesenta fue muy popular en Cuba el programa de televisión San Nicolás del Peladero. Todos los jueves, si mal no recuerdo, el pueblo de Cuba esperaba en la sala de su casa el codiciado show en el que derrochaban gracia los más preclaros actores de la época: Enrique Santiesteban (el alcalde Plutarco Tuero), María de los Ángeles Santana (la alcaldesa Remigia), Enrique Arredondo (Cheo Malanga) y muchos otros de primerísima calidad. Desfilaban también por el escenario las mejores voces del momento; pero lo atrayente del espacio, durante veinte años, fue el libreto humorístico de Carballido Rey con este elenco estelar.

Traigo a colación la reseña, porque el personaje Éufrates del Valle, encarnado por Germán Pinelli, representaba a un poeta frustrado que, como figura intelectual del mítico pueblo, era el escogido por el alcalde para pronunciar las peroratas políticas de una época pasada, corrupta y digna de escarnio. Y "Éufrates del Valle" comenzaba todas sus monsergas con la tétrica frase que hoy sirve de título a este trabajo. Claro que "Plutarco Tuero" lo paraba en seco con otra frase de predilección popular: "¡Saca ese pajarraco de aquí!" o algo por el estilo.

Reíamos mucho todavía. A pesar de estar encaramados sobre un polvorín de la Guerra Fría, nosotros reíamos, gracias a que los soviéticos nos apuntalaban de hasta lo menos imaginable a cambio de azúcar crudo y de ser incondicionales para sus propósitos.

Pues estas reminiscencias de mi primera juventud me han invadido hoy, porque sobre el pueblo de Cuba se cierne otra vez "El ave negra del infortunio".  Y no precisamente la del ridiculizado San Nicolás del Peladero, sino la de otro Periodo Especial que ya está a las puertas y será muy difícil de superar a no ser por un milagro de Dios…  Y, a pesar de que el General Presidente acaba de asegurar que para nada caeremos en la crisis de los años noventa, nada sirve ocultarlo, porque Venezuela, el último proveedor, está en peores condiciones económicas que Cuba y esta vez no queda otro mástil del cual agarrarse. 

La gente en la calle está como sobre ascuas. Todo el mundo lo sabe, pero nada se decía por los medios de difusión masiva hasta que el General Presidente habló del asunto y negó, repito, que Cuba sufrirá otro Período Especial. Admitirlo sería algo muy parecido a claudicar, porque de lo que todos están convencidos es de que el pueblo cubano no soportará con el mismo estoicismo otro decenio de miserias medievales.

Los medios mantienen el sainete de que los problemas están más allá de nuestras fronteras: en Estados Unidos los asesinatos; en Cuba no. En África el hambre; en Cuba no. En Brasil y Argentina, Temer y Macri están asediados por la oposición, en Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, no.  En Siria el éxodo es multitudinario; en Cuba no. En Francia y en México los trabajadores salen a la calle y son rechazados por la policía; en Cuba ni siquiera permiten que se reúnan en Santiago de Cuba para celebrar su Primer Congreso de Jóvenes Cubanos, en la sede de la UNPACU un grupo de opositores. Los opositores en Cuba no existen. Están en esa cuarta o quinta dimensión donde reposan hoy Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y Robertico Robaina junto a muchos más. Son los "nopersonas" de Orwell. Pero la realidad evidencia una crisis inminente.

Solo nos queda esperar por la determinación del Partido: si continuamos hablando mal y poniendo escollos a la apertura norteamericana, o entramos en arreglos concretos y serios, y se permite el empoderamiento ciudadano a la economía del país en todas sus vertientes, se respetan las libertades fundamentales al pueblo descontento y se le brinda un espacio real, objetivo, calificable internacionalmente a la democracia. Si optamos por lo primero, será cuestión de poco tiempo el colapso y la similitud con el ave negra del infortunio que se ha lanzado sobre la hermana patria de Simón Bolívar.

 

Pedro Armando Junco

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