domingo, 11 de septiembre de 2016

Mi hija Ana Dalia en preuniversitario

Me siento complacido al ver a mi hija más joven matricular décimo grado. Cuando nació temí no poder llegar a verla hecha una jovencita, pues yo contaba ya 54 años. La fortuna ha querido que la haya visto crecer y desarrollarse a mi lado. Es inteligente, bella y buena, virtudes pocas veces reunidas en la misma persona.
Tanto es mi orgullo que allí se la presento como la mayor de mis riquezas.
 
Pedro Armando Junco

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