Al sur de
Camagüey, en una intrincada zona rural del municipio Najasa, creció Inalkis
Rodríguez Lora. Allí, rodeada de la exuberante naturaleza del lugar correteó
junto a sus padres los exóticos parajes de un terruño que guarda todavía los restos
de una cultura aborigen y esconde farallones como Los Callejones del Infierno,
que utilizaron los mambises en su heroica lucha por echar a España de sus
predios.
Najasa es una
tierra fértil, apta para los cultivos e idónea para la ganadería. No está de más
recordar que Inalkis, desde muy pequeña, enhorquetada sobre las piernas de su
padre, aprendió a ordeñar las vacas de la casa, a dominar el azadón en las parcelas
y, más de una vez ayudó a sus progenitores en las múltiples tareas del
campesinado.
Pero también
asistió a la escuelita rural cercana a su vivienda. Pequeñita y delgada, pone
en duda imaginar aquella chiquilla terminar la secundaria con buenas notas en
la cabecera municipal y alcanzar con apenas 17 años su título de técnico medio en
veterinaria.
A los veinte
años, con apenas 43 kilogramos de peso y 1.51 metros de estatura, esta frágil
campesina conoce a Henry Constantín Ferreiro, joven estudiante de periodismo de
la Universidad de Santa Clara y se enamoran. A partir de allí comienza a
escribir artículos periodísticos de manera autodidacta, acaso asesorada en
términos profesionales por su novio –quien ya se había distanciado de la línea
intangible del periodismo oficialista– sin desatender la senda sentimental de
su amor por la tierra natal y su naturaleza insólita. Mientras Henry sufre la
expulsión universitaria y comienza contra él la mano oscura del sectarismo
ideológico, ella lo secunda y apoya al ser la primera mujer camagüeyana que escribe
artículos de opinión para el también proscrito y recién creado diario digital 14ymedio.
En el año 2013 coadyuva
junto a Henry y un estrecho grupo de jóvenes que apuestan por el cambio político,
social y económico de Cuba, en la revista independiente La Hora de Cuba; proyecto
novedoso en la provincia, pues en esta se publican artículos de opinión
totalmente libres, fuera del estrecho marco de la política estatal.
Dentro de estos
trabajos, muy críticos, pero nunca de tendencia contrarrevolucionaria como se
les pretende tildar, aparece Vacas sagradas, una contundente
bofetada en defensa del criador particular de ganado, cuya remuneración en las
ventas al monopolio estatal aparece ridícula al comparársele con las grandes
utilidades que recibe el Gobierno, sin olvidar la espada de Damocles que pende
sobre la libertad del propietario que viole la prohibición de sacrificarla para
su consumo. Inalkis desmantela el engaño de la dualidad monetaria en la compra
de una res al criador en dos o tres mil pesos solamente, al mostrar una foto de
la tarja de la shopping donde se oferta un filete de res a 350 pesos el
kilogramo. ¡Con ocho kilogramos de filete vendidos, se le paga el toro al
campesino!
Otro artículo
suyo que causó ronchas a la dirigencia najasense fue El bosque en los bolsillos,
en el cual denuncia la malversación y el talado ilícito de maderas preciosas en
el municipio sin que las autoridades tomen cartas en el asunto. Cita a Los
Callejones del Infierno como el sitio más arruinado por la tala ilícita;
señala los puntos de concreción y almacenamiento de los troncos segados y
muestra la foto del lugar donde se elabora la madera preciosa en la capital camagüeyana.
En este artículo arrollador Inalkis pone al descubierto la corrupción
administrativa con el propósito de que en más altas esferas de poder se tomen
las medidas pertinentes.
Zoológicos o
prisiones y
Animales
peleando gallos son otras dos exposiciones en defensa de los animales.
La primera es otra denuncia al mal estado de los animales en cautiverio a
orillas del río Hatibonico en el Casino Campestre camagüeyano. La segunda es su
repudio a las peleas de gallos ya oficializadas, y su agudeza en la siguiente frase
lapidaria: “En Cuba se puede prohibir la libertad de expresarse, pero no se
quieren prohibir las peleas de gallos”.
Por estas
pequeñas nimiedades críticas, dignas de ser encomiadas por la prensa oficial y
la dirigencia partidista, el nombre de Inalkis Rodríguez Lora aparece en muchas
asambleas municipales señalado como una de las principales opositoras
de Camagüey. Se le estigmatiza quizás por ser la esposa del también “principal”
opositor camagüeyano, creador de una revista “disidente” en cuyas páginas ni
siquiera aparecen criterios políticos a no ser el atrevimiento de escribir en
ellas lo que los medios informativos del país tienen como estilo reservar.
Inalkis
Rodríguez Lora es, así de sencillo, una fehaciente ecologista, defensora de la
Naturaleza y de La madre tierra. En vez de intentar denigrarla, debería ser
escogida para terciar en convenciones defensoras del medio ambiente; y no
estaría de más ofrecerle respaldo oficial para intervenir con autoridad en sus
enfrentamientos contra el delito ecológico.
Sin embargo, para
quienes tanto la odian, ahora Inalkis, aquella pequeña estatuilla del campo, le
ha parido una hija a Henry Constantín Ferreiro, el opositor proscrito vicepresidente
regional para Cuba de la SIP, quien tiene vedado salir del país a pesar de que
el General Presidente derogó la exclusividad de la carta blanca. Les ha
nacido una bella criatura que lleva por nombre Rosslyn María, idéntica a su
madre y pequeñita de cuerpo como ambos padres; pero que ha de ser la
continuidad de la rebeldía ante la injusticia y lo mal hecho.
Pedro Armando Junco
Estuve mirando 14ymedio y no coincido con el autor. Visite el sitio pensando en una vision alternativa objetiva pero encontre varias publicaciones que pueden calificarse por lo menos de right-wing. Algunos comentarios pertenecen al extreme right.
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