Como todos los años, el Centro Provincial del Libro y la Literatura
realizó su reunión de resumen anual. Asistí como invitado –honor que
me hicieron– y aproveché como observador crítico el desarrollo
cultural literario en los 13 municipios de Camagüey.
En la agenda de trabajo que nos entregaron a cada asistente y luego
fue discutida minuciosamente en ambiente cordial, desvelaron a los
presentes la buena nueva de que ya desde el mes pasado el Instituto
cumplió en 120 % la recaudación de ventas programadas para este año
2017, aunque la editorial Ácana –insigne y única de la provincia y
paradoja aparte– todavía no ha impreso los libros correspondientes a
este año por falta de papel, de las cubiertas y desperfectos en la
máquina impresora.
Se rindió homenaje a todos los trabajadores del Instituto y de la
Editorial que, de manera sobrentendida y encomiable, son el brazo
ejecutor de las publicaciones. Más de un escritor tomó la palabra para
expresar la euforia del éxito económico que ya asoma sus mejores
frutos. La investigadora Elda Cento trajo a colación el tan usado
eslogan de "No te decimos cree, sino te decimos lee…", a pesar de que
a dicho eslogan le falta la coletilla "...lo que nosotros queremos que
tú leas".
Y es por eso, quizás, por lo que varios millones de libros aún
permanecen en los anaqueles de las librerías sin esperanzas de ser
vendidos. Se habló de donaciones de esos ejemplares a bibliotecas y
escuelas; cuestión muy absurda a mi entender, pues libro que no
interesa a nadie, no importa el lugar donde lo sitúes, continuará
empolvándose. La opción de obsequiarlos como regalo, pienso que es tan
fallida como la de donarla a instituciones públicas, puesto que, según
escuché alguna vez a un hombre sabio, "cuando vayas a obsequiar algo
para que se te aprecie, hazlo de un objeto que te duela perder y nunca
de algo que para nada te interese".
Y por fin se habló de entregarlos a MATERIAS PRIMAS como la más
acertada de las soluciones. De lo que no se habló, pero ha quedado
implícito en este discurso, es que hay que publicar libros que la
gente prefiera, que se abran al talento individual de los escritores,
dejando atrás la fracasada política de la censura, y sacar de los
proyectos de edición tanto contenido insulso que, a fin de cuentas,
solo servirá para retornar al mismo lugar de incineración que los
anteriormente citados.
Sin embargo, lo más emocionante de la reunión estuvo al proyectarse un
fragmento de video en homenaje póstumo a José Luis Álvarez, escritor y
entrañable amigo de todos los allí presentes.
Pedro Armando Junco
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