domingo, 31 de mayo de 2020

Recordando a Piro Góngora

Hoy 31 de mayo regresa a mi memoria Piro Góngora, el campesino
analfabeto que vivió en una de las colonias aledañas al central
Macareño –luego rebautizado como central Haití–. Y lo recuerdo
precisamente en este día, porque ha sido uno de esos hombres de campo
que, sin conocer la letra, brillan por su lucidez y su inteligencia.
¡Tantas veces he repetido que nada tiene que ver la brutalidad con la
ignorancia!
Aquel hombre pobre, trabajador agrícola desde su juventud, ya había
sido víctima de "la guerra contra los conucos": una política oficial
de los años sesenta, de la que no se habla porque ahora se regalan
terrenos perdidos en manigua al que esté dispuesto a cultivarlos. La
guerra contra los conucos se llevaba a cabo destruyendo literalmente
los sembrados a cualquier persona que hiciera suyo un pedacito de
tierra y cultivara en ella viandas y frutales para aliviar la
necesidad alimentaria de su familia, pues ya los víveres escaseaban en
las tiendas. Hasta se hizo popular un dirigente revolucionario
fundamentalista –de cuyo nombre no quiero acordarme–, destruyendo con
una buldócer los cercados de las siembras de estos obreros pobres
junto a sus cosechas. Pienso que hay hasta cierta remembranza en esta
acometida contra los cuentapropistas.
Esto sucedía después de todo negocio particular nacionalizado,
quedando como única opción laboral trabajar para el gobierno. Se
justificaba la medida con el derecho a una educación y salud
gratuitas, puesta la mirada en un futuro marxista-leninista que nunca
llegaría. Y en este escenario Piro Góngora soltó su frase lapidaria:
"Vamos a morir de hambre, pero educaditos y sanitos". ¿Será que por
reiterada ocasión tiene vigencia aquel axioma?
¡Y qué a propósito viene al caso otro de los aforismos de su arsenal,
quizás no tan suyo pero que soltaba como propio, ignorando la bonita
frase "doble rasero" –con tanta elegancia pronunciada por nuestros
ministros–, cuando advertía alguna de las tantas hipocresías que
fatigaban su diario vivir: "eso es predicar la moral en calzoncillos".
No está de más acuñarla a la orientación presidencial de vivir a
guarapos y limonadas.
¡Pero hoy 31 de mayo es el día del antitabaquismo y debemos sumarnos a
esa lucha! Desde ayer nuestros medios informativos recalcan lo
siniestro de la nicotina y sus derivados; hasta se contabilizan las
muertes que produce en el mundo esa hoja maldita que descubrieron
nuestros aborígenes y quizás haya sido la causa de que apenas
alcanzaran 35 años de vida.
Sin embargo, por los mismos medios que se advierte lo pernicioso del
tabaquismo, se festeja el éxito de las cosechas del veneno, el valor
exportable del "habano" en todas sus marcas registradas, y se resume
en que es el tabaco nuestro, principal rubro de entrada de divisas al
país. En desafiante paradoja "Cuba" se enorgullece de enviar médicos a
todas partes del mundo a salvar vidas y se produce cada vez mayor
cantidad de esas hojas letales para la exportación, sin tener en
cuenta que se envenene el mundo.
Si el amigo Piro Góngora estuviera presente y le pidiéramos un
pronunciamiento, ya lo imagino:
"¡Hasta el calzoncillo se lo han quitado estos moralistas!"

Pedro Armando Junco

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