sábado, 27 de junio de 2020

Por el DÍA DE LOS PADRES

Un tipo de hombre, distinguido en la generalidad del vocablo, encierra
líneas específicas de carácter. Es ese que te mira a los ojos cuando
habla, te sonríe sin escándalo y te reprocha en privado. Es quien
nunca te miente, ni se deja llevar por los sedosos carriles de la
hipocresía y de lo ambiguo por dura que sea la noticia. Es el que, sin
importar desapruebes su criterio, lo expresa con naturalidad y
sencillez, sin quedar ofendido por tu discrepancia, sin obligarte a
que lo aplaudas.
A ese hombre lo ves caminar siempre con la mirada erguida, sin temor a
la rapiña y la traición de alguien. Lo ves cómo se esfuerza por ser
útil con aquellos que lo estiman y luego también con quienes lo
envidian y lo odian; que pudiendo hacer daño, no lo hace ni a quienes
lo aborrecen y contienden. Ese es el hombre que, en tus momentos de
éxito, se regocija con tus triunfos como suyos y se acerca en las
etapas más trágicas para echarte el brazo sobre el hombro, sin
pronunciar palabras.
Ese es el amigo perfecto. Es también, ¿por qué no?, aquel que
presientes a tu lado cuando la distancia, el tiempo o la muerte lo
mantienen físicamente alejado.

Pero existe otro amigo mayor y más nutrido de virtudes todavía. Te
aventaja en años. Convencido de la oquedad de la muerte, trabaja y
economiza al máximo para que no quedes indefenso en este mundo
salvaje; que cuando te abraza desearía fundirte dentro de él para que
no te le escapes, pues el calor de tu cuerpo es la sangre suya. Estará
listo siempre a ofrecer su corazón si te fallara el propio, con tal de
que sigas viviendo; no imagina proyecto de su vida en que no estés
presente. Ese amigo, cuyas cualidades ya te expuse en el párrafo
anterior, es capaz de matar por defenderte, de robar para alimentarte;
de mentir, de ser falso, de mendigarle al mundo y causar daño al
prójimo por salvarte.
Ese hombre amigo, único e insustituible, es tu padre.

Pedro Armando Junco

1 comentario:

  1. las lágrimas que vertí leyendo "la furia de los vientos", que mi esposa me decía, no sigas leyendo ese libro.. acudieron hoy a mis ojos, con este artículo.. gracias Pedro Armando.

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