El pensamiento de ayer está dirigido a quienes desde una óptica más
radical, tanto en los grupos de extrema izquierda como en el amplísimo
conjunto de la extrema derecha, pretenden escuchar de mí una toma de
posición política. Incluso hubo quienes, hasta para ofrecer
dictámenes, utilizaron palabras ofensivas o inadecuadas.
No faltó quien hablara de que "me apretaron la tuerca", en franca
desazón, cuando mi petición de apoyo al presidente en su lucha contra
el coronavirus. Y me duele que personas solidarias al conocer mi
expulsión de la UNEAC, no sean capaces de entender, primero: que la
guerra contra la pandemia es cuestión vital y urgente para los once
millones de cubanos y, segundo: que la Dirección del País, a pesar de
los muchos otros desacuerdos que podamos señalarle, se ha tomado muy
en serio el problema: no hay un día en que no se reúnan las
principales autoridades del Gobierno y pongan a la disposición de esta
batalla un sistema de salud a tope de capacidades, incluyendo a
personalidades como el ministro Portal Miranda y al titular de
epidemiología Francisco Durán, quien lleva meses sin tomar un día de
tregua en esta encrucijada.
Por eso hice el llamado a la disciplina social, como estoy dispuesto a
repetir que se liberen los paquetes burocráticos que inhiben el
estímulo a los productores de alimentos; que se suspendan las tiendas
exclusivas en MLC, cuya arbitrariedad siembra un descontento justo en
la población al crear un apartheid monetario de incalculables costos
políticos.
Y reitero a los que dudan de mi integridad social, que ni siquiera en
el diferendo con directivos de la UNEAC, culpo a la organización.
¿Cómo he de retraerme a llevar a cabo el evento cultural ESCRITORES
AL BATE, que recientemente me confiaron y en el qué, por iniciativa
propia, me dedico a buscar nuevos talentos en una población en la que
pateamos una piedra y debajo aparece un poeta, un cuentista o un actor
por naturaleza? No por gusto es Camagüey la cuna de la cultura cubana.
Y la PEÑA fue un éxito. Ya vieron las fotos. Escuchamos VEREDA
TROPICAL en la voz de otro joven talento… y hasta nos pareció escuchar
a Tito Gómez. Mi amiga Elia hizo gala de sus dotes de bailarina y el
salón estuvo repleto hasta el colmo. Personas de la calle que
escuchaban la música se detenían y bailaron también. Asistieron
jóvenes universitarios compañeritos de mi hija…
De tal madera somos los cubanos de acá dentro. Hay quienes aseguran
con tristeza que somos los únicos que reímos de nuestras desgracias.
Pero en eso tenemos que trabajar con mucho amor y sin cansarnos. Claro
que el trayecto es largo, pero lo caminaremos hasta lograr que cada
cubano piense con su cabeza y no con otra.
Puedo asegurarle a quienes temieron por mí, que la Cuba de hoy no es
la misma de hace sesenta años. Lo que sucede es que la mayoría de las
personas todavía lo ignoran. El día que superemos esa ignorancia
nuestra voz tendrá que ser escuchada.
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